Usos e impactos

El primer impacto significativo de la actividad humana sobre la llanura de inundación del río Amazonas, después de la conquista europea, parece haberse dado con la introducción de los buques de vapor, en la década de 1860. Estos buques requerían grandes cantidades de leña para su funcionamiento, por lo que muchas especies de árboles fueron taladas para este fin, principalmente la capirona (Calycophyllum spruceanum), cuya demanda aparentemente disminuyó cuando estos barcos entraron en desuso, en la década de 1930.

Otro impacto importante se dio hacia fines del siglo XIX, con los cultivos de cacao, principalmente en la región de Santarém, ya que originaron un importante proceso de deforestación de las crestas de sedimentación de la llanura, a pesar de que algunos árboles quedaron en pie cuando se identificó que el cacao crece mejor bajo condiciones de sombra.

La introducción de la agricultura de yute en la década de 1930 también aceleró rápidamente la deforestación de las llanuras de inundación, especialmente en las terrazas altas de sedimentación, cerca de los cursos de agua. El cultivo de yute se concentró a lo largo del río Amazonas, desde la desembocadura del río Negro, hasta aguas abajo de Santarém. Hacia la década de 1970, cuando el boom del yute había terminado, prácticamente todos los bosques altos localizados en esta zona habían sido fuertemente modificados.

Asimismo, cuando Manaos y otras ciudades empezaron a crecer rápidamente en la década de 1960, los bosques de las llanuras de inundación centrales y occidentales se convirtieron en su principal fuente de madera. Inclusive la magnífica ceiba (Ceiba pentandra) fue ampliamente destruida a lo largo de la mayor parte del curso principal. La tala ilegal en las llanuras de inundación es, hoy en día, un serio problema, inclusive al interior de la Reserva de Desarrollo Sostenible de Mamirauá (en la confluencia de los ríos Solimões y Caquetá-Japurá) y en la región de desembocadura del río Amazonas.

Descartando la tala de árboles en la llanura de inundación, que no es sostenible, los bosques del río Amazonas tendrían poco valor comercial para uso directo. El ecoturismo es limitado porque los turistas prefieren los tributarios de aguas negras o claras, donde son menos vulnerables a las picaduras de insectos, y, en general, los paisajes son más claros y limpios que los que puede ofrecer el turbio y lodoso río Amazonas. El recurso sostenible más valioso del río Amazonas -los peces-, dependen de los bosques inundados y las praderas flotantes. El valor de los peces es muy pocas veces considerado dentro de los planes de desarrollo de las llanuras de inundación. De hecho, los agrónomos y empresarios del sector privado han promocionado la ganadería y la agricultura de arroz como formas rentables de utilizar las llanuras de inundación del río Amazonas. Por su parte, las instituciones públicas de agricultura publican estimados exagerados de la productividad potencial del ganado y casi nunca consideran los serios impactos de esta actividad, aun cuando los criadores de ganado vacuno destruyen el bosque de las llanuras de inundación para incrementar la producción de pastos y otras plantas herbáceas de las cuales el ganado se alimenta. Estos animales, a su vez, destruyen las praderas flotantes y las comunidades de plantas herbáceas. El cultivo de arroz en las llanuras de inundación es todavía muy experimental, pero podría volverse tecnológicamente factible a gran escala. El cultivo de soya a gran escala, por otro lado, también ha sido sugerido como una actividad rentable a ser desarrollada. Los beneficios de cualquier escenario de desarrollo sobre estas llanuras deberían de ponderarse frente a los impactos de sus tres principales hábitats: los bosques, las praderas flotantes y los lagos.

Aunque existen historias exageradas sobre la posibilidad de que se construya una gran represa en el río Amazonas en las cercanías de Óbidos, apenas aguas arriba de Santarém, tal iniciativa resulta muy poco factible, y probablemente el Amazonas continúe siendo el único río largo del mundo que se mantenga libre de represas, a pesar de que muchos de sus tributarios ya han sido embalsados.

Finalmente, debe de señalarse que ha habido muy poca actividad minera a lo largo del río Amazonas. Sin embargo, en su curso principal, que incluye las cuencas de los pequeños tributarios que colindan con sus llanuras aluviales, existe un potencial considerable. Especialmente notables son los grandes depósitos de sales de potasio y bauxita, principalmente en la Amazonia oriental. Si la minería se desarrollara en esta área, debería de ser a través de un proceso adecuadamente planificado, evaluado y regulado, de modo que su impacto ambiental no sea irreversible.


 

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