Ríos y arroyos

Sí, son humedales

Los ríos y arroyos no son considerados frecuentemente como humedales, dado que la mayoría de su área superficial usualmente no contiene vegetación, un criterio importante que se toma en cuenta cuando se definen los tipos de humedales. Las palabras “arroyo” y “río”, pueden a su vez causar confusión en la gente, ya que la diferencia entre los términos no es del todo obvia. Ambos términos refieren a cuerpos de agua que fluyen sobre la superficie terrestre, en el primer caso con cauces estrechos y poco profundos, mientras que en el segundo son lechos amplios y extensos, usualmente formados por el aporte de arroyos u otros ríos tributarios. La Convención Ramsar considera a los arroyos y ríos como parte de la misma categoría de humedal, una decisión ecológicamente útil en la medida en que representan un continuo. Los animales acuáticos utilizan tanto los ríos como los arroyos y migran estacionalmente en tránsito de ida y vuelta entre los bosques inundables y otros hábitats presentes en los cauces de ríos y las llanuras de inundación.

Los ríos y arroyos pueden además clasificarse en otros tipos de humedal cuando se considera si el flujo es permanente o estacional. Muchos arroyos, tanto en los bosques lluviosos como en las áreas secas de la cuenca amazónica, tienen flujos intermitentes, ya sea a causa de los cambios en la precipitación o en los aportes de las fuentes de agua que los alimentan. En las zonas áridas de los Andes, por encima de los 3,000 msnm muchos de los cauces de los ríos pueden secarse durante los largos meses en los que no llueve. La deforestación a gran escala en áreas como el sur de la cuenca amazónica de Brasil, también ocasiona que pequeños arroyos se sequen, los cuales podrían tener algún flujo de agua bajo la sombra del bosque si esta deforestación no ocurriera.

Los ríos y arroyos pueden también ser clasificados en función a su composición química, utilizando como parámetro para esta división la transparencia y el color de las aguas. Los ríos y arroyos de aguas blancas se originan en los Andes, donde la alta precipitación y la erosión generan aguas turbias con altos niveles de sedimentos y nutrientes. Los ríos y arroyos que transportan una mínima carga de sedimentos pueden ser divididos en ríos y arroyos de aguas claras y de aguas negras, aunque en algunas áreas de transición esta clasificación podría ser algo más complicada. Los arroyos y ríos de aguas claras se encuentran a lo largo de la cuenca amazónica bajo condiciones naturales. En los Andes, la mayoría de ríos y arroyos que se encuentran por encima de los 1,000 msnm tienen aguas relativamente claras, por lo menos durante algunos meses del año, en los que la ausencia de precipitaciones reduce la erosión de sus drenajes. La mayoría de arroyos en los bosques lluviosos de las tierras bajas tienen aguas relativamente claras. Los ríos de aguas claras más grandes de la cuenca amazónica drenan desde el macizo brasileño y el macizo guayanés, que son áreas antiguas y altamente erosionadas al sur y norte, respectivamente, de la cuenca amazónica oriental. Los arroyos y ríos de aguas negras pueden originarse tanto en los Andes, como sobre los macizos brasileño y guayanés, así como en las tierras bajas de la cuenca. Éstos son relativamente raros en los Andes, pero ocurren en las áreas de drenaje de las turberas o en zonas de suelos altamente arenosos. La extensión más grande de los arroyos y ríos de aguas negras en la cuenca amazónica se puede encontrar en las zonas de suelos arenosos de las tierras bajas y altas de los macizos brasileño y guayanés, siendo el río Negro el más grande de ellos.

Las partes bajas de muchos ríos de la Amazonía central y oriental tienen la apariencia de cuerpos de agua similares a lagos, formaciones que se conocen como rías o bocas tipo lago. Estas formaciones surgieron a partir de fallas geológicas excavadas por procesos fluviales cuando los niveles del mar eran más bajos que los actuales y el flujo de aguas continentales era más rápido.

Las cataratas y cascadas podrían ser clasificadas también como subtipos de humedales de río. En los ríos del macizo brasileño y macizo guayanés existen numerosas cataratas y cascadas. Quizás los rápidos más espectaculares eran los del río Madeira, en Rondônia, pero hoy la zona está completamente inundada como consecuencia de la reciente construcción de dos grandes represas allí. Las pequeñas caídas de agua son comunes en las áreas húmedas de la vertiente oriental de los Andes, aunque algunas pueden llegar a tener varios cientos de metros.