Altibajos anuales: la fluctuación de los ríos amazónicos
La característica más llamativa de la estacionalidad del Amazonas es la fluctuación del nivel del río, conocida también como pulsos de inundación estacionales. Las fluctuaciones anuales promedio del nivel de agua en los ríos varían entre los 4 y los 15 metros. En algunas partes de la Amazonía brasileña se han recogido datos de los niveles del río por más de un siglo. Lo contrario ha sucedido en los países andinos (Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia) que han invertido muy poco en infraestructura y personal para mantener un adecuado registro de datos hidrológicos. Esto ha ocasionado que actualmente se entienda muy poco acerca de la fluctuación del nivel de ríos en los Andes o cerca de éstos. Lo que sí se conoce es que en la cuenca alta del Amazonas, en los Andes, los niveles pueden fluctuar radicalmente a diario a causa de las fuertes lluvias locales y los angostos valles. No es inusual, por ejemplo, que los niveles de agua en los ríos de las estribaciones andinas aumenten entre 4 y 9 metros en un solo día, y vuelvan a su estado inicial de flujo base en un día o dos.
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El promedio anual de las fluctuaciones del nivel del río son más extremas en el tramo comprendido entre la cuenca media del río Madeira, al este de la cuenca, y la cuenca media del río Juruá, al oeste (10–15 m). Aguas arriba de la desembocadura del Madeira, el promedio anual de las fluctuaciones está entre los 8 y 10 metros. Aguas abajo del Madeira, los promedios decrecen progresivamente: en el estuario, las mareas diarias reducen la fluctuación del nivel del río a menos de 2 metros. En Manaos, en el corazón de la Amazonía, el promedio es aproximadamente 10 metros. El rango entre los valores extremos registrados es aproximadamente 1.5 a 2 veces más que el rango promedio de la fluctuación anual. Todos los grandes ríos parecen tener años en los que las inundaciones son mínimas y años en los que el nivel de las aguas no desciende. En general, las inundaciones son conocidas como “pulsos de inundación”, debido a su relativa predictibilidad en la Amazonía. En el estuario, si bien es cierto el pulso de inundación es controlado por las mareas, la variabilidad estacional de descarga en el río Amazonas siempre permite el ingreso de agua dulce al océano durante la estación de crecidas.
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