Los pulsos del agua

Los pulsos del agua
marzo 16, 2021 AmazCitSci

Conservando la Cuenca Amazónica Aguas AmazonicasLos pulsos de inundación son los ciclos naturales del agua. En regiones como la cuenca amazónica estos ocurren entre las temporadas de aguas altas y de aguas bajas, definiendo la vida del ecosistema y de las especies que en él viven. Fotografía: Walter Wust.

Los procesos de la naturaleza suelen darse de forma cíclica, como ritmos y conexiones entre los seres vivos, el ser humano, las aguas (dulces o de mar, en ciénagas, lagunas o páramos), los árboles o los animales, que se repiten cada cierto tiempo como los latidos de un corazón, impulsando y conectando los ciclos de vida de la naturaleza. Uno de esos procesos es conocido como el pulso de inundación, una teoría desarrollada a finales de 1980 que intenta explicar la interconexión entre los patrones de expansión y contracción de los ecosistemas ribereños tropicales y los ciclos de vida de todas las especies que viven en o alrededor de ellos, incluidas las especies terrestres, las aves y las plantas. Los pulsos de inundación y su importancia para el entendimiento de las relaciones que ocurren en los cuerpos de agua dulce es un tema relativamente nuevo y se aplica exclusivamente para zonas tropicales (para entender cómo se dan las relaciones en zonas templadas y frías hay unos desarrollos teóricos diferentes).

Las inundaciones son procesos naturales y repetitivos que vienen ocurriendo hace miles de años. En temporada de lluvias, los ríos se alimentan de las grandes cantidades del recurso hídrico disponible en el medio y crecen. Dependiendo de las condiciones específicas y del lugar del planeta donde estén, esos cuerpos de agua tendrán momentos de aguas altas y momentos de aguas bajas con una duración específica. Dichos pulsos de inundación dinamizan procesos que inciden en los ciclos de vida de innumerables especies.

Conservando la Cuenca Amazónica Aguas AmazonicasDurante las épocas de sequía o aguas bajas, los peces retornan a las cabeceras de los ríos para su reproducción. Fotografía: Walter Wust. 

En un ecosistema de ciénaga (o várzea) viven especies de peces tanto migratorias como no migratorias. Cuando el nivel de la ciénaga baja en épocas de sequía (verano), sus aguas se calientan y pierden oxígeno, y las especies que no están adaptadas a esas condiciones difíciles tienen que salir. Los peces migratorios, por ejemplo, tienen como estrategia reproductiva salir de las ciénagas e ir aguas arriba; esto se debe a que en las cabeceras de los ríos la temperatura es más fría y hay más oxigenación, favoreciendo la reproducción. Cuando el nivel del agua aumenta gracias a las lluvias, los peces sueltan sus huevos en medio del agua. La creciente, es decir la inundación, arrastra esos huevos hacia las ciénagas, en la parte baja, donde tienen la posibilidad de continuar su ciclo de vida. Cuando los peces recién nacidos alcanzan las partes bajas, en la ciénaga la vida acuática está en su momento de mayor movimiento y productividad: insectos, vegetales, algas, especies anfibias y aves dinamizan todas las cadenas tróficas. El agua que ha ingresado por la inundación abre canales que conectan diferentes cuerpos de agua, facilitando la migración de especies y con ellos el flujo e intercambio de alimentos (o energía): al ecosistema entran nutrientes y materia orgánica del bosque alrededor de la ciénaga, el hábitat se expande y hay muchos lugares para que las especies se escondan y alimenten. Las plantas crecen, florecen y fructifican, los animales se alimentan, crecen y algunos se reproducen. Las recién llegadas larvas de los peces migratorios tienen alimento en abundancia para crecer rápidamente y convertirse en juveniles que pronto serán los nuevos adultos de la población. Actividades humanas como la pesca, el transporte acuático e inclusive el turismo se favorecen por este aumento en el nivel de energía, de vida.

Luego de esta inundación (que está llena de vida), el nivel del agua empieza a bajar y las condiciones de la ciénaga empiezan a cambiar; esto favorece algunas especies y otras no, por lo que empieza un nuevo movimiento migratorio. Las aguas se van retirando de las zonas inundadas dejando los suelos fertilizados, listos para el crecimiento de ciertas especies de plantas y aptos para algunos cultivos. En el nivel mínimo de agua, los peces migratorios vuelven a las cabeceras de los ríos buscando aguas frías y oxigenadas, ponen sus huevos y el ciclo inicia de nuevo gracias a las lluvias y los pulsos de inundación.

Un asunto humano

No obstante, pese a la importancia de los pulsos de inundación y su papel esencial en los ciclos de vida de muchas especies, las crecidas de los cuerpos de agua son vistas como algo negativo por los efectos que pueden tener para los seres humanos, como las inundaciones intensas debido a, por ejemplo, el cambio climático, y prolongadas debido a que el agua no encuentra un camino despejado para fluir. El principal desafío en este sentido radica en la actividad humana: los desastres ocurren porque el ser humano ha construido sus asentamientos y desarrollado sus actividades sin respetar el agua, sus ritmos y sus territorios.

A diferencia de los ecosistemas marinos y terrestres que son enormes, la superficie terrestre ocupada por aguas dulces (lagunas, lagos, ríos, acuíferos) es en extremo pequeña, y, aun así, alberga un poco más de la mitad de las especies de peces del planeta, y una de cada diez especies conocidas. El delicado equilibrio de estos ecosistemas acuáticos se ve cada vez más afectado por las actividades humanas, poniendo en peligro los servicios que estos prestan al medio ambiente y al ser humano: actualmente muchos han perdido la capacidad de depurar y potabilizar el agua y hay ríos que se secan antes de llegar al mar, afectando los ciclos de vida de las especies que de ellos dependen. Es por eso que la crisis de la biodiversidad de agua dulce ha llamado la atención hacia una gestión más adecuada de las aguas dulces y hacia la necesidad de replantear la relación con estos ecosistemas.

Pero replantear la relación con el agua, dice Silvia López Casas, investigadora en ecología de peces, también es replantear la relación con los bosques que rodean las fuentes hídricas y las especies que los habitan porque existe una interconexión profunda entre estos, como lo demuestra la teoría de los pulsos de inundación: la salud del bosque influye en la salud del río y la salud del río influye en la salud del bosque en un flujo continuo. Cuando se habla de conservar los recursos hídricos no se hace referencia solo al agua porque no es lo único que se quiere conservar, es toda la vida asociada al agua, es decir, toda la vida del planeta: los peces, las almejas, los camarones, incluso todos los productos no maderables de los bosques; “el agua en el ecosistema no se puede reemplazar por otra cosa, al igual pasa con todos los organismos, son insustituibles”, afirma Silvia López.

Conservando la Cuenca Amazónica Aguas AmazonicasConocer los ritmos del agua y la manera en la que estos influyen en las actividades de las poblaciones humanas permite una mejor gestión de este recurso natural. Fotografía: Walter Wust.

Si bien la gestión integrada de los recursos de agua dulce es diferente en cada país, pues ella responde a las necesidades particulares, es necesario señalar que el agua (sus pulsos, sus ritmos) no conoce de límites, por lo que el manejo del agua de un país, repercute en el otro, sobre todo si se comparten entre ellos una misma zona biodiversa e interconectada como es la Amazonía. Aquí la gobernanza y lo político-administrativo son factores que debe reconocerse como importantes para la gestión integrada, y regional, del agua, afirma la ecóloga.

Todavía hay un camino largo para el entendimiento de los sistemas acuáticos, incluso a nivel académico. Los pulsos de inundación son una herramienta muy útil en ese proceso, pero al mismo tiempo que se estudia y se investiga se requiere desarrollar mecanismos para que ese conocimiento trascienda, sensibilizando y promoviendo prácticas y relaciones más positivas con el medio.

Escrito por Carolina Obregón Sánchez

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Para conocer más sobre los pulsos de inundación de la cuenca amazónica, visita Flujos e Inundaciones en esta página de Aguas Amazónicas.

Fuentes consultadas:
Silvia López Casas, Doctora en Biología de la Universidad de Antioquia e investigadora en ecología de peces y ecosistemas de agua dulce.
Glosario ambiental: ¿Qué es el ‘pulso de inundación’?, de WWF.