Ríos de aguas claras

Los ríos de aguas claras se caracterizan por tener aguas cristalinas, similares al agua potable, con muy baja turbidez, y ausencia de color, esto es ocasionado por la ausencia de transporte de sedimentos y de cualquier otra sustancia disuelta en el agua. En la Cuenca Amazónica, algunos grandes o pequeños tributarios que nacen en las planicies o llanuras amazónicas, aproximadamente por debajo de los 300 metros sobre el nivel del mar, es decir, en la cuenca media y baja, son de aguas claras.

Los ríos de aguas claras transportan relativamente pocos sedimentos y se originan principalmente en los antiguos escudos de Brasil y Guayana.

En escala geológica el macizo brasilero y el macizo guayanés son cadenas montañosas muy antiguas, y altamente erosionadas, con materiales altamente compactados, por lo que no poseen sedimentos o materiales que puedan ser lavados por las lluvias ni transportados por los ríos.

El color de las aguas claras

Comparados con los ríos de aguas blancas, todos los ríos y arroyos de aguas claras de la Cuenca Amazónica tienen cargas mínimas de sedimentos suspendidos.

Dada la mínima cantidad de sedimentos que transportan, los ríos de aguas claras tienen un contenido de nutrientes muy bajo, que podría describirse similar al agua destilada, con valores mínimos de cualquier mineral o sales disueltas. En general tienen muy baja concentración de los principales nutrientes, siendo el sodio el elemento predominante en el agua. La mayoría de los ríos y arroyos de aguas claras en la cuenca central y oriental del Amazonas son ligeramente ácidos, con valores de pH que van de 6.0 a 6.8, aunque éstos pueden llegar a ser más altos en los tributarios occidentales de los Andes o cerca de ellos.

Un dato sorprendente es por ejemplo que el promedio de concentración de sedimentos por volumen de agua en el río Tapajós puede llegar a ser solamente el 1% de la carga que contiene el río Amazonas. Otro hecho interesante es que los arroyos de aguas claras que atraviesan la selva amazónica tienen frecuentemente valores menores de sodio que el agua de lluvia, lo cual es un indicador de lo eficientes que pueden llegar a ser los bosques en la remoción de nutrientes.